Vivimos en un sistema podrido. Un sistema donde la calidad ha pasado a un segundo plano y la clave del "éxito" radica en ser omnipresente, en estar en todos lados, en ser lo suficientemente viral como para que una legión de borregos digitales asuma que, si te ven en todas partes, es porque eres bueno. Y no, no eres bueno. Eres una máquina de hacer contenido pre-masticado para un público sin criterio.
¿No te ha pasado? Ves a "artistas" que crean piezas sin alma, sin historia, sin personalidad. Pintan cuadros que podrían estar perfectamente en la sección de decoración de IKEA y, sin embargo, tienen más exposición que alguien que lleva años perfeccionando su técnica, desarrollando un estilo único y aportando algo de valor real al mundo en general. Pero claro, la autenticidad no vende tanto como el humo bien empaquetado.
EL CÍRCULO VICIOSO DEL INFLUENCER QUE NO SABE UN CARAJO DE ARTE
Lo peor no es que estos "artistas" mediocres se vendan como genios. No. Lo verdaderamente asqueroso es que influencers, podcasters y supuestos intelectuales que sí tienen una gran cultura en otros ámbitos caigan de lleno en la trampa y los sigan, los promocionen, les hagan entrevistas. Tipos que son expertos en su campo pero que, cuando se trata de arte, no sabrían distinguir entre un dibujo bien hecho y una línea mal trazada en un servilleta de bar.
Aquí está el problema: los mismos que critican la mediocridad en otros sectores (música, cine, literatura) son incapaces de aplicar ese filtro al arte plastico. Si el artista mediocre ha conseguido colarse en los medios correctos, si ha conseguido que un par de famosos lo sigan, automáticamente su trabajo se percibe como "válido". Nadie se molesta en hacer un análisis real de la calidad de su obra. Nadie se pregunta si realmente vale la pena o si es una basura adornada con un discurso vacío y pseudo-filosófico.
¿Ejemplo? El tipo que vi el otro día cosiéndose patrones en la piel y llamándolo arte. De locos. Pero eh, tiene su historia lacrimógena detrás, su discurso elaborado de "exploración del dolor y la identidad" y seguro que en menos de un año lo tienes en un podcast de moda explicando su "proceso creativo" a una audiencia que se comerá la historia con patatas.
EL NETWORKING POR ENCIMA DEL TALENTO
Hay una verdad incómoda que mucha gente no quiere aceptar: en el mundo del arte, el talento no es suficiente. La visibilidad es la clave. Y esa visibilidad la consigues de dos formas:
Trabajando tu obra hasta el punto de que no puedan ignorarte (lo cual es un camino lento, frustrante y para muy pocos).
Siendo un experto en relaciones públicas y networking.
Los mediocres que ves triunfar han optado por la segunda vía. No son buenos, pero son listos. Saben a quién acercarse, saben a qué puertas llamar, saben qué famosos seguir y qué podcast aparecer para que la validación social haga su trabajo. No venden arte, venden una narrativa. Una historia prefabricada que hace que la gente los admire sin cuestionarse la calidad de su trabajo.
Lo más jodido es que algunos hemos intentado acercarnos a ciertas personas relevantes para mostrarles un trabajo que realmente tiene años de esfuerzo detrás. Les he regalado mi libro. Regalado. Algunos lo han apreciado, la mayoría, de hecho. Pero otros, nada de nada. Luego ves a esos mismos tipos siguiendo a artistas que pintan como el culo y dándoles visibilidad. ¿Dónde queda el criterio? ¿Dónde queda la mínima decencia de diferenciar entre lo que tiene valor y lo que es puro marketing barato? Rabieta? No, créeme, es más una mezcla de “No lo entiendo, ¿me lo explicas? XD
Obra “Time is Gold”, acrílico sobre tela, 200 × 150 cm (78.7 × 59”), 2024.
¿QUÉ HACER ANTE ESTE PANORAMA?
Podría decirte que sigas tu camino, que confíes en que el tiempo pone a cada uno en su lugar. Pero la realidad es que este juego está manipulado. Si quieres entrar en él, tienes que jugar con las mismas reglas. Eso no significa vender tu alma, pero sí ser consciente de que la calidad por sí sola no basta.
Aprende de los mediocres: No en cuanto a arte, pero sí en cuanto a estrategia. ¿Cómo consiguen estar en todas partes? ¿Cómo logran atraer la atención del publico? Hay algo ahí que puedes adaptar a tu favor sin traicionar tu arte.
Crea tu propia narrativa: Si la gente compra historias más que talento, entonces usa tu propia historia para destacar. Pero que sea real, no fabricada.
No mendigues validación: Si ciertas personas no saben valorar tu trabajo, no pasa nada, simple.
El mundo del arte está en crisis. No por falta de talento, sino porque los filtros de calidad han desaparecido y han sido reemplazados por algoritmos y relaciones públicas. O aprendes a jugar o te resignas a verlo desde fuera. Tú decides.
Esta reflexión no es una pataleta más de alguien harto de este panorama. Es más bien una visión de cómo están funcionando las cosas, de cómo aprender a jugar con ciertas reglas y adaptarse, aunque los métodos no nos gusten del todo, asi es la vida, ya sabes... Adaptarse está bien, y tenemos que aceptar en qué terreno estamos jugando. Exponer ideas y, en cierto modo, cagarte en todo como desahogo también está bien, pero hay que aprender a moverse con soltura. Y siempre, nos guste o no, tendremos que adaptarnos.
El mercado es como es y, paradójicamente, todo está bien tal como está. Llorar no sirve de nada. Así que, en mi caso, sigo trabajando y creando lo que realmente me gusta, sin necesidad de adaptar mi arte para encajar en ciertos lugares, pero sí prestando atención a cómo la “competencia” logra ciertos objetivos de una forma, curiosa?
En fin, este es mi blog. Aquí suelto mi basura mental, y me encanta.
El arte tiene muchas caras, pero no todas se ven con la misma facilidad. Saturno: Lights and Shadows es un reflejo de años de trabajo, sin fórmulas virales ni etiquetas de moda. Si te interesa verlo con tus propios ojos, ahí está.